En medio de los trastornos que uno pueda tener -y quizás a una edad que da para también repasar los que tuvo- campea la tendencia a buscar las causas y si se quiere, los culpables.
Entonces uno revisa su historia en busca de errores, apela a la ucronía (esto tendría que haberlo hecho así y aquello otro asá), se dedica a sospechar de quienes de un modo u otro lo influyeron, se queja de la suerte que tuvo en tal o cual momento.
Así, en regresiva, hasta llegar al principio. Y ahí recurro a mi partida de nacimiento, y por más vueltas y relecturas que intente darle, no puedo encontrar dónde carajos dice que el mundo iba a ser un lugar seguro, que mi vida iba a ser fácil, que yo iba a ser apto para todo, y que iba a tomar siempre las mejores decisiones.
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