lunes, 15 de junio de 2015

ABUSO DE GÉNERO

A propósito de una 'marcha contra la violencia de género' que tuvo lugar en Argentina el 3 de junio convocada por un gobierno populista y farandulero:

Esta nueva fiesta del interminable y pandémico show político-mediático trajo un solo resultado concreto: reconfirmar el gobierno de la farándula, que por otra parte, es el principal agente de banalización y degradación de la condición femenina. Y una sola consecuencia palpable: reforzar el irracional y despiadado avance corporativo de un género sobre el otro.
Utilizando una vez más a un puñado de víctimas legítimas, se consigue crear o confirmar millones de víctimas ficticias a quienes se insufla de poder y licencias sexistas que no deben tener. ¿Todo esto por qué? Porque es negocio para los políticos y los medios, a los que les importa francamente un bledo esta problemática de la violencia de género ni tienen la más pálida noción de cómo encararla, como tampoco cualquiera de las otras que emplean constantemente en su manipulación de la masa populachera y televisiva que conformamos.

Acá puede haber una cuestión de género, pero no es un problema de un género: una o dos centenas de hombres maltratadores y sus respectivas víctimas (o diez centenas) sobre dos géneros conformados por 20 millones cada uno, de ninguna manera es generalizante ni identificable con el conjunto. Pero sofísticamente planteado como bien sabe hacer esta caterva de torvos mercachifles, sostiene la agitación y el enfrentamiento, la división que necesitan para la cosecha de millones de su reinado.
Esto no va a traer ninguna solución para esas pocas víctimas; pero sigue acrecentando el abuso de esa mitad de las mujeres que acostumbran sacar ventaja de su ‘condición femenina’ sobre los hombres antes obligados al lugar de ‘macho proveedor’ y desplazados ahora al de boludo proveedor (volvé Esther Vilar).
Afortunadamente, tenemos todavía esa otra mitad de mujeres que son honestas y tratan de ser inteligentes en la gestión de sus vidas: es decir, se buscan una vida propia en vez de tomar ciegamente la que le propina el sistema político-comunicacional-financiero. Sistema que habituado a la creación de demonios, acuñó ahora el indefinible término ‘femicidio’ para instalar uno nuevo, aprovechándose de un Feminismo del cual se llenan la boca sin tener una leve idea de lo que es.

Pero no importa: jamás se trató de transmitir ideas, enseñar o educar; esto sólo consiste en generar sensación y movilizar pasiones. Otro evento para que las mujeres se celebren a sí mismas.
Vale aclarar que el Feminismo -con cuyas premisas yo, por caso, crié a mis dos hijas- es un movimiento intelectual y social (no político sino cultural) que no plantea una paridad entre mujeres y hombres, sino que ni siquiera considera que pudiese no existir tal paridad. Pone a ambos géneros como partes dinámicas de un mismo conjunto indivisible y sí se opone a los roles de género que tradicionalmente han construido la disparidad. El Feminismo no dice ‘las mujeres al poder’: dice ‘ningún género tiene el poder’.

Chicas, sigan trepando, que van por buen camino y tienen buenos aliados. Pero cuando vayan a votar piensen en un candidato que pueda encarar con cierta preocupación y resultado el problema de la violencia de género, que es un tema estatal y no farandulesco. Y que es un tema que hay que empezar a tomar sin la deshonestidad actual, en su real sustancia: no sólo la violencia psíquica, física y económica que un varón pueda ejercer sobre su mujer, sino también en sentido inverso: la que una mujer aplica a su varón, sobre todo la psicológica.
Y cuando lleguen a la victoria final, al menos acuérdense de obsequiarnos con un día internacional del hombre.